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  • Foto del escritorJean Grasmeijer

Soy psicóloga y me he formado en Terapias Contextuales... Ah vale, ¿y eso qué significa?

Actualizado: 26 sept 2020


Las Terapias Contextuales o de Tercera Generación se basan en una filosofía llamada contextualismo-funcional. Desde esta posición, se estudia la conducta de una persona en su contexto, en vez de verlo como un hecho aislado, apartado de su entorno. Además, se parte de la base de que cada conducta tiene una función. Esta función se hace evidente cuando observamos las consecuencias de las conductas. Si una persona nos cuenta que suele fumar cuando se encuentra ansioso y que fumar le calma o le distrae de sus pensamientos, podemos decir que, para esa persona, fumar cumple una función tranquilizadora, reduciendo los nervios y los pensamientos que le generan malestar.


Pensemos, por ejemplo, en un niño que está teniendo una terrible rabieta en el pasillo de un supermercado. El niño se tira al suelo, patalea, llora y grita. Desde el enfoque contextual, se prestaría atención tanto a la situación en la que se produce la rabieta (en el supermercado, cuando su madre no le compra una chuche), como a las consecuencias que tiene (la madre acaba cediendo y le compra la chuche que quiere y, además, le presta toda su atención y le cuida secándole las lágrimas). Este contexto, asimismo, forma parte de la historia de aprendizaje de nuestro protagonista, que en ocasiones previas aprendió que se salía con la suya si tenía una rabieta.


¿Por qué se llaman también “de Tercera Generación”?

Porque dentro de la psicología conductual, ha habido tres grandes olas. La primera ola fue el conductismo de autores como Burrhus Skinner, Hans Eysenck y Joseph Wolpe. Esta corriente, que nació entorno a los años 50 y aún es vigente hoy en día, estudia y aplica los principios básicos de aprendizaje humano. Es decir, cómo aprendemos a comportarnos.


La segunda gran ola fue el movimiento cognitivo-conductual. La Terapia Cognitivo-Conductual, que hoy en día, al menos en España, es la corriente predominante en psicoterapia, añade al conductismo la concepción de que las personas sufren porque tienen una serie de creencias muy firmes que hacen que vean las cosas de manera distorsionada y, por tanto, habría que ayudar a las personas a sustituir estos pensamientos por otros más ajustados a la realidad.


Por último, en la década de los 80, surgieron las Terapias Contextuales. Éstas suponen una vuelta al conductismo radical de Skinner, otorgando una importancia fundamental al Análisis Funcional de la conducta y los principios básicos del aprendizaje para explicar, predecir e influir sobre las conductas que la persona que viene a terapia y el terapeuta consideran es necesario modificar para aumentar su bienestar.


Sobre la base del conductismo radical, aportan novedades como los aspectos comunes al malestar psicológico de las personas, proponiendo que la evitación experiencial del malestar está en la base de múltiples problemas psicológicos. Otra aportación de las Terapias Contextuales consiste en considerar que lo importante de las estrategias y técnicas psicológicas es que cumplan la función que el profesional de la psicología considera necesario, y no tanto la corriente de psicología de la que proviene. Así, un terapeuta contextual bien podría valerse de una técnica típica de la psicología humanista, si sirve para introducir un cambio deseado en el contexto de la persona.


¿Cómo nos ayuda este enfoque contextual-funcional en la terapia?

Nos permite ver el problema como una dificultad que surge en la interacción entre la persona y su contexto. Por lo tanto, podemos trabajar junto a la persona para que su conducta sea más flexible y mejor adaptada a las circunstancias en las que se encuentra. En muchos casos, también será beneficioso trabajar directamente con su contexto, por ejemplo, pidiendo la colaboración de amigos y familiares.

Esta forma de entender los problemas psicológicos, ayuda a quitar el estigma de las enfermedades mentales y empodera a las personas porque no tratamos el problema como algo malo que está dentro de la persona, sino como una forma de adaptarse a la situación que, dadas sus circunstancias actuales y todo lo que ya ha vivido en el pasado, es perfectamente normal y comprensible.


Fuente consultada: Ruiz Sánchez, J. J. (2017). Las Terapias de Tercera Generación Cognitivo-Conductual y la Terapia de Aceptación y Compromiso: el papel del sufrimiento, los valores y el contexto socio-verbal en la conducta humana. En J. J. Ruiz Sánchez (coord.) Terapia de Aceptación y Compromiso de Grupo. (pp. 13-33). North Carolina: Lulu Press, Inc.




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